Una coincidencia curiosa que concierne a la artista plástica Vera Molnár (Budapest, 1924) es que comparte nombre con la actriz Vera Molnar (Frankfurt, 1923). Así que probablemente en algún momento no muy lejano alguien compondrá un meme en el que Molnar combine ambas actividades (el glamour del star system alemán y el rigor de la composición geométrica) y acabaremos creando un mito tan falso como interesante que rivalice con el de que Hedy Lamarr inventó el WiFi.

Mientras tanto, podemos decir que Molnár fue uno de los primeros artistas (de cualquier sexo, de ahí el masculino) en usar ordenadores para concebir y ejecutar su obra. En realidad casi diez años antes de empezar a usar ordenadores ya empleaba iteraciones y combinaciones propias de la estética digital. A finales de los 60 estudia computación y empieza a utilizar un plotter como herramienta de dibujo. En los 60 cofunda el Groupe de Recherche d’Art Visuel, donde coincide con Julio LeParc, entre otros. El colectivo centró su actividad en torno al arte óptico y cinético, influidos por Vasarely.

Molnár limita prácticamente su repertorio formal al cuadrado y el rectángulo, introduciendo ligeras alteraciones de posición, tamaño, forma, hasta crear estructuras que tienden al infinito en virtud de su progresividad: son instantáneas de una secuencia que puede continuarse indefinidamente.

Tras una formación artística académica (Bellas artes) empecé a hacer imágenes no-figurativas. Las imágenes que ‘creaba’ consistían en una combinación de elementos geométricos simples. Desarrollo una pintura mediante una serie de pasos tentativos, alterando las dimensiones, proporciones y el número de elementos, su densidad y su forma, una a una de manera sistemática para averiguar qué clase de modificación formal desafía el cambio en la percepción de mi pintura: siendo la percepción la base de una reacción estética. Mi objetivo final, como en muchos otros pintores en la Historia, es conseguir crear obras de arte valiosas de manera consciente. En mi opinión, ‘manera consciente’ no significa la supresión de la intuición, sino su refuerzo mediante un proceso cognitivo; no significa que la pintura se convierte en una cuestión de lógica. El arte en su inicio es esencialmente intuitivo, es en su elaboración cuando la intuición necesita control y ayuda del conocimiento.

https://www.atariarchives.org/artist/sec11.php

Fundamental en Molnár es la concepción algorítmica de la imagen antes incluso de usar computadoras, rasgo que la relaciona con el malagueño Manuel Barbadillo (ambos artistas comenzaron a usar ordenadores en el mismo año, 1968).

Obras:

 

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